viernes, 7 de julio de 2017


NICTOFILIA VOL. 2: HORROR ERÓTICO

Discurso pronunciado por el Pitufo Sodomita (Carlos Carrillo) en la presentación de Nictofilia N°2, el 1ro de julio del 2017



Quisiera destacar la cruzada de evangelización de todo lo bizarro, grotesco, perverso, lujurioso y blasfemo que viene llevando a cabo Marcia Montesinos a través de Editorial Cthulhu. Y estamos reunidos ahora, “la crema y nata de la depravación”, mis colegas en la carnosa perversidad de la noche eterna… El Doctor Plaga, Pink Tony y Jules Verde… estamos reunidos con motivo de uno de los frutos ponzoñosos, de los muchos que vienen cultivándose en este mismo momento en los pasadizos prohibidos de la editorial: Nictofilia Vol. 2: Dossier de Horror Erótico.

Sobre el dossier blasfemo de Nictofilia, ya lo dijo todo Pink Tony alias Gonzalo del Rosario en el extraordinario editorial “De gore, canibalismo y violaciones”. Agregaría que es una compilación sólida, toda la selección es intensa y te inyecta la locura y la lujuria del horror erótico directo a la vena o, mejor aún, cual enema directo al ano. No hay pausa, no hay reposo, no hay piedad. Lo compararía con el “Reign in blood” de Slayer, así de compacto y conciso.

Resaltaría al cuarteto de hijas de Lilith que participaron en el dossier y que coincidentemente son de la península: María Larralde “Olores”, Laura de la Cruz Martín “Salomé”, Cristina Martínez Carou “Penitencia” y Dolo Espinosa con mi favorito: “Tacto”, que por cierto me recordó una historia del primer número del comic Satanika de Glenn Danzig sobre una biblioteca de libros prohibidos tatuados en los cuerpos de un grupo de adeptos. Otros cuentos: “El ausente” de Rigardo Márquez Ruiz, me recordó a ciertos relatos de Robert Bloch pero más explícito con las sodomizaciones perpetradas por esos espíritus hermafroditas o transgénero que habitan un convento abandonado. Me gustó bastante también “Caídas” de Gonzalo del Rosario con esa atmósfera amazónica y sus horrores sin nombre, encarnizada en una suerte de sirena que busca venganza y la referencia sarcástica a “pecado de obra y de omisión”; y, por supuesto, la marranada suprema de “Cerdorwell con final feliz” de Jules Verde.

Y en cuanto a la referencia en el editorial del Pink Tony sobre los clubes privados de antifaces, al mejor estilo “Ojos bien cerrados (“Eyes wide shut”), que evoca “La dama de la máscara dorada” de Víctor Grippoli, pues corresponde a “la crema y nata de la depravación” aquí reunida formar nuestro propio club. Claro está que sería un cruce entre “Ojos bien cerrados” y “Hostel”, ¿no les parece?

Regresando a la directora de este coro de horrores, tuve el gusto de conocer a Marcia hace poco tiempo e iniciar una colaboración de tintes y tintas depravados desde entonces. De hecho, me ha forzado a salir del estancamiento en el que me encontraba por varios años… 22 años para ser exactos… desde la publicación del libro de cuentos titulado “Para tenerlos bajo llave”.

Justamente, de conversaciones iniciales sobre literatura de terror en nuestro país, llegamos a la conclusión obvia que nos encontramos con muchos libros, muchas obras, pero de contenido “light”: fantasía oscura, con algunas criaturas de la noche en versión “apta para todos”, que resulta ser completamente inocua. Parece terror… pero no lo es.

Y en ese punto radica la misión iniciada por Editorial Cthulhu: Devolver el peligro a la obra de horror, que inspire la más absoluta insanidad y los más aberrantes extravíos, como sucede cuando se leen las mohosas páginas del Necronomicon o, en referencia cinematográfica, la obra del escritor Sutter Cane de la película “En la boca del miedo” (“In the Mouth of Madness"). Recuperar ese componente de horror visceral, salvaje y repugnante, de sustancia carnosa y gelatinosa, explícito en todas sus aristas, que no sólo provoque esa sensación vértigo ante el abismo, sino también arcadas que prácticamente nos lleven a vomitar el alma y exponerla a las descarnadas alimañas de la noche eterna.

Esto me recordó como en algún momento en mi época universitaria, un profesor de lengua (estudié en la UP), luego de leer algún primer cuento previo al libro, me recomendó “Otra vuelta de tuerca” de Henry James. Me dijo que necesitaba insinuar, no ser tan directo. ¡Qué texto más aburrido resultó! Por ahí, decían que “la historia está fuertemente sexualizada”… ¿es en serio? ¡No lo leí así! Para mí los detalles tienen que exponerse en todo su inmundo y purulento esplendor. ¡Yo tengo una mente 666% pornográfica!

Y esa mente pornográfica fue el motor que me llevó a escribir. En realidad, es la clásica anécdota del lector insatisfecho, con la particularidad que se trataba de un lector lovecraftiano que encontraba que esos cuentos de horror cósmico y locura extra dimensional, les faltaba un poco… aunque sea un poquito… de calateo. Lo más cercano fue esa escena de Lavinia Watheley corriendo desnuda a la cima de la montaña donde se llevaría a cabo el ritual con Yog-Sothoth. Ese componente ausente fue incorporado por todos aquellos que continuaron el legado del maestro Howard Philip Lovecraft, empezando por August Derleth y continuando en otras artes como en el cine en las adaptaciones de Stuart Gordon.

Al tiempo que descubrí a HPL, en una feria de libros buscando a Edgar Allan Poe, también me topé con Charles Bukowski y el Divino Marqués. Esos fueron los tres ingredientes que se combinaron para el nacimiento de los cuentos de “Para tenerlos bajo llave”.

Espero no aburrirlos con estas anécdotas de locura ordinaria.

¿Cómo surgen el cuento que presenté para Nictofilia Vol. 2? “Para tenerlos bajo llave” incluye una mujer lobo, entidades de otras dimensiones, espíritus malignos, asesinos en serie, pero siempre me quedó la espina por un cuento de vampiros. Claro está, no el típico y aburrido vampiro de Bram Stoker, sino más bien uno violento y más cercano al nosferatu, al “no muerto” repulsivo que mora en cuevas insoldables o bosques tupidos.

Recuerdo que en algún momento cayó en mis manos un libro titulado “La Historia Natural de los Vampiros” y una de sus secciones estaba dedicada a la leyenda del vampiro en los diferentes continentes. Me llamó la atención una vampiresa de Malasia conocida como la Penanggalan. Esta vampiresa surge de mujeres que sufrieron una maldición o practicaron la magia negra. Su cabeza se desprende del cuerpo quedando los intestinos colgando, los cuales brillan en la oscuridad. Su dieta consiste en bebés y mujeres embarazadas.

Esa imagen es similar a una leyenda andina de la bruja cuya cabeza vuela a pegarse en el cuerpo de un lobo que leí de niño. Años más tarde, la leyenda del death metal, Mortem, rendiría culto a esa entidad en su canción: “Uma, Head of the Witch”.

Y la idea quedó hasta la convocatoria de Nictofilia, cristalizándose en la colaboración con Glauconar Yue: “La chica mas blanca del primer ciclo”, presentando a la hermosa y perturbadora Merhla Amorós. El cuento está ambientado en mi época universitaria a mediados de los 80’s. Por ello, las referencias a las compras de un casete en la Colmena y al Rock in Rio del verano de 1985. También, situé la vivienda de la vampira malaya en los alrededores “del enorme y frondoso Parque Mariscal Ramon Castilla”, cerca de mi alma mater la Universidad del Pacífico. Por supuesto, los intestinos que cuelgan de la cabeza desprendida se mueven como tentáculos de… ya saben cuál fue la fuente de inspiración.


Y como han escuchado en esa serie que están esperando con ansia arranque la nueva temporada: “Porque la noche es oscura y alberga horrores"… horrores viscosos y lascivos agregaría… que esta noche de sábado les sea propicia para sus más oscuras perversiones en nombre de Cthulhu.


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